Crónica de un paciente con Síndrome de Diógenes

“Hoy es un día día normal, he despertado a las 3 de la tarde, estoy sin cobijas, estoy sin almohadas, lo que si tengo y cada vez más fuerte es aquél terrible dolor en la espalda por la dureza del suelo, ya mi cama está inundada de ropa y otras cosas, que no quiero mover de sitio.

No tengo hambre, hace mucho no como algo decente, creo que las clases de cocina de mi madre con el tiempo perdieron su efecto, parece que puedo vivir con pan o agua, aunque realmente mi cuerpo lo necesite ya no consigo sentir esas ganas de una deliciosa tortilla de patatas o un buen gazpacho, luego pienso que es normal sentirte sin apetito durante un determinado tiempo, eso nos pasa a todos.

Destapo aquel espejo grande que tengo en mi habitación, no sé ni cómo lo he podido encontrar luego de tanto tiempo que ha pasado cubierto por ropa, sábanas, y demás telas viejas, me miro y creo que aún reconozco algo de aquél reflejo, parezco yo con 20 años más encima, luego imagino que lo que ocurre es que los años no pasan ni vienen solos.

Camino por mi casa, por los lugares en que todavía mis pies pueden moverse libremente, lo que me rodea parece el resultado de una tercera guerra mundial, cosas tiradas, todo revuelto porque se ha ido acomodando con la fuerza rebelde de cualquier adolescente sin rumbo, pero luego pienso que todas las personas somos desordenadas por naturaleza, y esto no me causa ya preocupación.

Crónica de un paciente con Síndrome de Diógenes

Como puedo paso por el baño, y ahora se me hace un lugar desconocido, entro y recuerdo el tiempo en que tomaba una ducha hasta dos veces en el día, ducha que ahora que lo pienso pierde tanto sentido, puedo estar sin ella, no la necesito, a mi edad se le teme a todo, hasta al agua, así que no me importa percibir aquél mal aroma, si nadie me ve casi nunca, o en realidad es que no tengo ganas de hacerlo.

Salgo del baño y veo una foto tirada de mi familia, allí está mi hija, y qué lindos se ven mis nietos, me pregunto por qué es que hace tanto que no los veo y luego recuerdo que es normal, que cuando somos mayores la gente prefiere estar sola y las familias se van alejando poco a poco, tan normal como el ciclo de la vida.

Creo que hace algún tiempo el color de esa pared era azul, parece que veo varias telarañas, algunas han caido ya al suelo, la cocina parece no soportar más cosas, pero bueno, pienso en que, como todos, a veces olvidamos limpiar y eso no nos matará, además siempre queremos tener una casa donde no nos falte nada.

Todo el día pasó muy rápido, hoy más que nunca, empiezo a sentir sueño, y sé que el suelo revuelto de cosas me espera para dormir, ahora como cada noche, la soledad me cantará una canción, y me dará los mejores consejos para el día siguiente, mis trastos viejos me escucharán fielmente cuando hable dormido y seguiré teniendo una vida normal…”

Definitivamente el Síndrome de Diógenes está muy lejos de la normalidad, es un problema serio que se puede tratar, si conoces a alguien con este síndrome intenta compartirle la lectura y nosotros en Limpiezas de Diógenes te ayudaremos a dejar esa casa olvidada en una limpia y organizada, sacando todo el cúmulo de cosas inservibles, no lo dudes, solicita tu presupuesto de limpieza de Diógenes y contribuye, de alguna forma, a que este mal no se normalice.

Somos expertos en la limpieza de casas y viviendas afectadas por síndrome de Diógenes. Puedes solicitarnos un presupuesto a través del siguiente botón:

PEDIR PRESUPUESTO